𝐂𝐚𝐫𝐧𝐞 𝐚𝐫𝐝𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞
Puerto de mis sombras
te llamé.
Carne ardiente
bajo de mi piel.
Sangre de mi sangre
te vertí.
De vuelta a tu membrana
me dormí.
Huerto de mis sombras
te llamé.
Único disparo en mi sien.
Sangre de mi sangre
me vertí.
Brote de desgarros: florecí.
La vida es un cordel
quemado porque sí.
Un bosque que perdí...
La vida es un borde.
Somos la hoja que cae
que va a la deriva
de un cauce perdido.
Una flecha que fue
lanzada en la niebla
(viajando sola).
El derrumbe de la verdad
que pende de un hilo
cortado ya;
la vida que se contrae
entre gramos de goce
y gramos
de muerte.
Huerto de mis sombras
te llamé.
Próximo
a un último decir.
Fuego delicado en mi vaivén,
ardiendo llamas
acabando con mi sed.
Centauro y gorgona
lo que fui;
alto hielo
y bajo carmesí
seguido de un oscuro
orgullo de sol
anclado al abismo
de tu piel.
/zared/antes/